Show

Zarpa con Drácula a un mar de sangre

 

Llega a la pantalla grande, Drácula: Mar de Sangre (El último viaje del Deméter), película de horror dirigida por el siempre irregular André Ovredal (Troll Hunter), basada en un capítulo de la novela, Drácula de Bram Stoker, en torno al viaje del navío que lleva al vampiro más famoso del mundo, de Rumania a Londres. Así, un grupo de experto marineros, un médico y una polizón, iniciarán un periplo tenebroso suponiendo que el viaje es algo de costumbre, pero cuál será su sorpresa cuando van desapareciendo uno a uno de los navegantes. Poco a poco descubrirán que una entidad maligna los acompaña a bordo haciendo peligrar a todos.

Evidentemente para quien ya haya leído Drácula reconocerá las libertades que el realizador se tomó para alargar el conocido capítulo, incluyendo a una misteriosa joven, que se convertirá en un eje pivotal para el desarrollo de la trama y para dar luz al resto de los personajes y explicarles contra quién están combatiendo.

La atmósfera del filme es por demás ejemplar, siempre en tinieblas, encerrando a los protagonistas en un navío que parece destartalarse en todo momento, utilizando la luz del día como motor de las mejores escenas horroríficas.

El director consigue mantener el suspenso con semejantes elementos, logrando que la audiencia se sienta parte de esta trampa sobre agua. El problema de la película es el ritmo semi-lento y las pocas apariciones del vampiro en cuestión, no logrando generar escenas icónicas o representativas en torno a la figura del transilvano.

Pero, afortunadamente, Ovredal retoma el concepto del chupasangre tipo Nosferatu, es decir, calvo, monstruoso, azulado, como el interpretado por Max Schreck en 1922, alejándose del vampiro catrín, tipo Gary Oldman o Bela Lugosi. Si eres fan de Drácula no puedes perderte esta historia que abona un grano de arena al mito de la creación de Stoker.

Por Daniel Flores