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Entra a la profundidad de Aguas Siniestras

 

Escritores del siglo XX como Robert Bloch, Richard Matheson, Stephen King y Clive Barker dieron un giro al sub-género del horror a través de historias que se suscitaban en la modernidad, dejando de lado la era gótica o la etapa lovecraftiana para que la maldad pudiera engendrarse en el día a día de occidente. Así, en lugar de castillos o fantasmas, dichos autores comenzaron a ubicar lo fantástico en zonas urbanas y con nuevas criaturas oscuras, desde Pinhead (Barker) hasta Norman Bates (Bloch).

El cine pronto siguió dicha fórmula, haciendo a un lado a los Drácula, monstruo de Frankestein, hombres lobos para engendrar a Jason, Freddy o Michael Myers. Así, en pleno siglo XXI, el Séptimo Arte continúa su andar en materia de lo terrorífico presentado filmes como Aguas siniestras de .

En este contexto, lo que pareciera ser una simple premisa: la de una alberca maldita localizada en un suburbio de una ciudad norteamericana, va más allá de ser una trama sencilla. Por el contrario, utilizando el recurso de generar miedo mediante lo cotidiano, en este caso, el temor a morir ahogado, se genera un choque entre la modernidad y el mito ancestral, en el que una familia de cuatro integrantes se verá inmersa para su desgracia.

Destaca el protagónico de Wyatt Russell, interpretando al padre de familia, Ray, un ex pelotero de Ligas Mayores aquejado por una enfermedad irreversible quien se muda con su esposa y dos hijos a una casona que como añadidura cuenta con la piscina donde se desatará el horror.

Situaciones como una alberca sin aparente fondo y la presencia de una criatura de aspecto anfibio colorean la película con justo su finalidad: recordarle al público que el líquido vital que nos mantiene en este planeta, también puede convertirse en un enemigo implacable, asfixiante y eterno.

Por Daniel Flores