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Muti, rituales mortales

 

En Europa se han suscitado distintos crímenes con singular violencia, realizando unos rituales muy específicos; a las víctimas les faltan distintos órganos. La policía sigue muy de cerca al principal sospechoso, lo tienen acorralado sin embargo con una agilidad y habilidades sobrehumanas logra escapar. Tras unas semanas sin saber de él, en Estados Unidos han empezado unos asesinatos muy similares, ahora a la policía local le tocará investigar qué o de quién se trata y para ello contarán con la ayuda de un profesor experto en las culturas africanas.

En Muti, rituales mortales la dirección falla en contar la trama, el guion es muy flojo y pese a que los personajes centrales son pocos, ninguno está bien desarrollado. El policía americano encargado de investigar los crímenes está deprimido, no logra contener su ira, bebe mucho para ahogar sus penas; te tratan de contar cuál es el contexto, pero dejan a un lado todo para mostrar al sabio personaje del profesor que a regañadientes se involucra en la misión. Por otro lado está el chamán, que mediante el muti, una palabra que sería traducida como “Medicina”, que puede ser usada para el bien o el mal; hace una actuación plana y gris.

Le quisieron copiar a películas de policías y ladrones, con el argumento de adivina quién es el asesino; por momentos trata de hacerle homenajes a “Seven” dirigida por David Fincher, que también cuenta con la actuación de Freeman, quien pese a su veteranía hace lo que puede por mantener a flote el filme; pero como una gelatina mal cuajada, nada más no cuaja. Y ya que hay más tensión, ya que sientes que a la mejor esto puede mejorar, hay una ridícula vuelta de tuerca, simplemente así como así se termina todo; me imagino que el director o el productor se sacaron de la manga todo esto, como queriendo que tenga una precuela o secuela. M

Título original “The Ritual Killer”. Director: George Gallo.

Protagonistas: Morgan Freeman, Cole Hauser, Vernon Davis, Giuseppe Zeno País: Estados Unidos.

Año de producción: 2023. Duración: 90 minutos.

Por Juan Carlos Manrique