Ser un gato es fácil. Comer, dormir y recibir mimos sin dar mucho cambio. La comodidad puede llevar al egoísmo y a dar por sentada la buena vida o, como en el caso de Beckett, las buenas vidas que se desperdician porque aparentemente no hay consecuencias de los errores cometidos.
10 lives, el título original de esta cinta inglesa, nos habla de cómo dejamos pasar el tiempo y la vida sin aprender de nuestros errores y pensando que siempre tendremos una segunda oportunidad, hasta que ya no hay más y entonces, nos damos cuenta del verdadero valor de la vida.
Beckett es un gato callejero que es adoptado por una estudiante universitaria que está buscando una respuesta a la aparente extinción de las abejas. Así, tenemos el contraste de los personajes; por un lado Rose, que está comprometida y tiene un objetivo muy claro y por el otro su gato, para quien nada tiene importancia, excepto seguir siendo el objeto del afecto de su humana.
Esta cinta funciona perfectamente tanto para el público infantil como para los adultos, pues mientras nos presenta una historia divertida con personajes estereotipados y fácil de seguir, el subtexto es lo suficientemente interesante como para hacernos reflexionar sobre nuestra propia vida. A pesar de que el tema de la reencarnación es un viejo cliché del cine y más aún el concepto de las nueve vidas de los felinos, el director Christopher Jenkins encuentra una manera fresca de presentar una fórmula. No todos tenemos segundas oportunidades, pero algunos tenemos varias y las dejamos pasar. Lo importante es hacer lo más posible con el tiempo que tenemos en este mundo y sobre todo ayudar a quienes amamos y nos aman.
La historia comienza con un flashforward y de ahí, vamos viendo como todos los enredos y acciones del gato lo van llevando a ese punto donde inicia la cinta y comprendemos su desesperación, primero por repercusiones su “vida perfecta” y luego por hacer lo correcto.
Un gato con suerte debutó en el festival de Sundance y aunque a algunos este hecho les pueda llamar la atención, después de su proyección recibió muy buenas críticas.
Siendo honestos, el público mayor de 40 años podrá encontrar referencias a muchas cintas como “El cielo puede esperar”, “La Razón de estar contigo”. “Mi papá es un gato” e incluso “El Gato con Botas” el último deseo” la suma de todos estos elementos conocidos termina por ser equilibrada y muy bien narrada con un humor ligero y un mensaje profundo.
Quizás a veces las situaciones son un poco ridículas y los chistes pueden llegar a ser muy obvios, pero los personajes están bien construidos a pesar de no tener un gran desarrollo, a excepción del protagonista. y eso la mantiene disfrutable.
Una cinta totalmente recomendable para ver con los niños, y de la cual ningún padre de familia se arrepentirá.
Por Francisco Xavier Lopez Martinez