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Cómo se mide la pobreza en México 

Hay quienes aseguran que, por lo que indican las estadísticas, y, sobre todo, el sufrimiento humano, para el nuevo año 2023, que ya está tocando la puerta, un 19.1 por ciento más de personas a nivel mundial, estimado en unos 339 millones de habitantes, requerirán de ayuda humanitaria, en comparación con el calendario que termina.

En México, el total de personas que lo habitan supera los 130.3 millones, según datos del 2021, ¿y sabe cuántos de esa gente necesita ayuda, de cualquier tipo, motivado por la pobreza? Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2018, en México había 52 millones de pobres. Para México, en 2020, los pronósticos de esta agencia latinoamericana no eran mejores: «México tendrá la cuarta proporción más alta de población en pobreza de América Latina y el Caribe a partir de 2020», estimó la CEPAL. Esto equivale a 55.6 millones de personas en situación de pobreza.

Dicha agencia tiene en cuenta dos razones: «La contracción del Producto Interno Bruto (PIB) del 9 por ciento, debido a la pandemia, y el hecho de que México ofrece el cuarto estímulo fiscal más bajo de los países de América Latina y el Caribe, estimado en 1.1 puntos del PIB». Para este 2022, la misma institución calculó que los pobres en México serán 58.1 millones, o sea, dos y medio millones más que hace dos años y 6.1 más que al principio del mandato de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Para que nos demos una idea de la magnitud de esas cifras, basta retomar el dato estadístico de que, en el mundo, alrededor de 45 millones de personas estarán en riesgo de hambruna, y prevén que la inseguridad alimentaria golpee a 222 millones de habitantes en 53 países. Y tan sólo en México tenemos a 58.1 millones de pobres.

La medición de la pobreza ha sido desarrollada, tradicional y mayoritariamente, desde una perspectiva unidimensional, en la cual se utiliza al ingreso como una aproximación del bienestar económico de la población. A pesar de la evidente utilidad, así como de su amplia aceptación en el orden mundial, las medidas unidimensionales de pobreza han sido sujetas a exhaustivas revisiones. Se argumenta que una de sus principales limitaciones consiste en que el concepto de la pobreza comprende diversos componentes o dimensiones, es decir, se trata de un fenómeno de naturaleza multidimensional que no puede ser considerado, única y exclusivamente, por los bienes y servicios que pueden adquirirse en el mercado.

Conforme a lo dispuesto en el Artículo 36 de la Ley General de Desarrollo Social, el CONEVAL debe establecer los lineamientos así como los criterios para realizar la definición, la identificación y la medición de la pobreza en México.

La medida de Pobreza Multidimensional de México fue diseñada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y fue adoptado oficialmente por el gobierno mexicano en 2010. Fue la primera medida nacional de pobreza que reflejó la amplitud total de la pobreza a nivel de los hogares. La Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL hoy BIENESTAR), que es la agencia pública responsable de los esfuerzos de desarrollo social en México, ha tomado esta medida como una herramienta central en su trabajo para erradicar la pobreza en el país.

Esta medida combina pobreza por ingresos y carencias sociales. Los ingresos se miden a partir de una Línea de Bienestar que señala si los ingresos son suficientes para cubrir necesidades básicas alimentarias y no alimentarias, y una Línea de Bienestar Mínimo que remite a aquellas personas cuyos ingresos les permiten cubrir necesidades alimentarias no así las no alimentarias.

El bienestar en el espacio de los derechos sociales, está definido por las dimensiones de educación, salud, seguridad social, calidad y espacios de la vivienda y alimentación, y el número de carencias que ahí se experimentan.

Los trece indicadores de incidencia de pobreza multidimensional, de bienestar o de carencia que deberá reportar el CONEVAL son los siguientes:

  1. Población con un ingreso inferior a la línea de bienestar.
    2. Población con un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo.
    3. Carencia por rezago educativo.
    4. Carencia de acceso a los servicios de salud.
    5. Carencia de acceso a la seguridad social.
    6. Carencia por la calidad y espacios de la vivienda.
    7. Carencia por servicios básicos en la vivienda.
    8. Carencia de acceso a la alimentación.
    9. Población con una o más carencias sociales.
    10. Población con tres o más carencias sociales.
    11. Población en pobreza multidimensional.
    12. Población en pobreza multidimensional extrema.
    13. Población en pobreza multidimensional moderada.

A partir de esto, se clasifica a la población como pobres (tiene una o más carencias sociales y un ingreso inferior a la Línea de Bienestar), pobres extremos (tiene tres o más carencias sociales y un ingreso inferior a la Línea de Bienestar Mínimo), pobres moderados (siendo pobre no es pobre extremo), vulnerables por carencias sociales (tiene un ingreso superior o igual a la Línea de Bienestar, pero padece una o más carencias sociales), vulnerables por ingresos (no presenta carencias sociales, pero su ingreso es inferior a la Línea de Bienestar) y no pobres no vulnerables (no tiene carencias sociales y su ingreso es superior o igual a la Línea de Bienestar) (CONEVAL, 2012)

La información que deberá utilizar el CONEVAL para la medición de la pobreza en México será aquella que genere el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), con una periodicidad mínima de dos años para información estatal y de cinco años para la desagregación municipal.

Por décadas no hubo medición oficial de pobreza en México, pero hoy en día el cálculo oficial de pobreza lo realiza el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) con una metodología multidimensional, utilizando información de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares (ENEGI).

La Ley General de Desarrollo Social (LGDS) señala que la pobreza debe medirse utilizando ocho dimensiones (no sólo el ingreso): rezago educativo, acceso a la salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación, grado de cohesión social e ingreso.

La pobreza en México es un tema en el cual se ha centrado el debate público, sin embargo, a pesar de los esfuerzos del gobierno para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, no se ha alcanzado una verdadera transformación para lograrlo. A partir de la Encuesta Nacional de Ingreso y gasto en los Hogares, que levanta el INEGI cada dos años el CONEVAL lleva a cabo la medición de la pobreza con base en su metodología multidimensional. Para el 2020, se documenta la existencia de más de 55.6 millones de personas en situación de pobreza, y únicamente 29.8 millones de personas que son consideradas como no pobres y no vulnerables.

 A manera de conclusión, es muy discreto el avance observado en el combate de la pobreza durante los últimos diez años. Esto en gran medida tiene que ver con el nivel de crecimiento económico de este periodo y al impacto de los planes, programas y políticas de carácter social en México, focalizados en los extractos de población más vulnerables. Sin embargo, si se percibe avance en el combate a la pobreza extrema y el acceso a servicios de salud y educación por lo que no todo ha sido en vano. En realidad, la verdadera utilidad de las recientes cifras de pobreza, más allá de ser noticia alarmante o bien causar u acto de euforia o dramatismo, debe ser el momento de señalar las acciones que han funcionado y modificar aquellas acciones que no han causado impacto. Por ello, el diseño de las políticas públicas para combatir la pobreza debe ser más especializado, pues no es lo mismo atender la pobreza general que reducir la pobreza extrema.

Ni tampoco es lo mismo atender la pobreza en el ámbito urbana que en lo rural. También, debe considerarse que cuando un hogar o una familia salen de la pobreza extrema es obvio que se incorpora a la pobreza moderada. O bien, al sacar una familia de la pobreza, pero nada garantiza que no vuelva a caer en esa condición. Por último, aunque son problemas relacionados, no es lo mismo combatir la desigualdad que la pobreza, quizá ese aspecto es de mayor importancia para dar un cambio radical a este aspecto.

El mundo atraviesa una época sin precedente marcada por la acumulación de múltiples crisis. El número de personas que enfrenta hambre ha aumentado en varias decenas de millones. Cientos de millones más enfrentan las alzas imposibles en el precio de los productos básicos y de la energía para calentar sus hogares; la pobreza aumentó por primera vez en 25 años. Sin embargo, pocos han logrado sacar un inmenso provecho de estas crisis. Los ultrarricos han visto multiplicarse sus riquezas, y los beneficios empresariales han alcanzado niveles récord, haciendo que la desigualdad se dispare.

«La pobreza no estalla como las bombas, ni suena como los tiros. De los pobres, sabemos todo: en qué no trabajan, qué no comen, cuánto no pesan, cuánto no miden, qué no tienen, qué no piensan, qué no votan, en qué no creen. Sólo nos falta saber por qué los pobres son pobres”.

                                                                                                                                                                                                 Eduardo Galeano